jueves, 5 de noviembre de 2015

TEMA 3. RECURSOS Y DEMANDAS HÍDRICAS

El agua es un recurso imprescindible para la vida y las actividades humanas. Por recursos hídricos nos referimos a la disponibilidad de agua en un territorio, la cual se puede encontrar en la superficie como humedades, en los acuíferos subterráneos, en las precipitaciones, en las nieves acumuladas y en la capacidad de desalar agua marina.
Los ríos peninsulares están condicionados por:
  • Clima: las precipitaciones determinan el caudal de un río.
  • Relieve y topografía: influyen en la organización de las cuencas y vertientes hidrográficas.
  • Litología: determina el predominio de la escorrentía superficial o subterránea. 
  • Vegetación: aminora la evaporación, la erosión y el riesgo de inundaciones.
  • La acción humana: realiza obras para el abastecimiento del agua.
Los ríos están condicionados por el caudal, que es la cantidad de agua que pasa en un segundo por un punto del río.El tramo con mayor caudal suele ser la desembocadura pero a lo largo del tiempo puede presentar irregularidades a causa de crecidas o estiajes. Los ríos también están condicionados por el régimen fluvial, que es la variación estacional de un río. El régimen de un río puede ser nival, pluvial o mixto. 
Dependiendo del lugar donde vierten el agua los ríos podemos hablar de:
  1. Cuenca hidrográfica: territorio cuyas aguas vierten a un río principal o afluentes. Se caracterizan por estar separadas por divisorias de agua como se da en la cuenca del Ebro. En la cuenca, los ríos circulan por un cauce formando una jerarquía desde los afluentes al río principal.
  2. Vertiente hidrográfica: conjunto de cuencas cuyas aguas vierten al mismo mar. En España los hay de tres tipos: 
  • Vertiente cantábrica: ríos cortos que nacen en la montañas cercanas a la costa. Tienen una gran fuerza erosiva y se caracterizan por ser caudalosos y de régimen regular.
  • Vertiente atlántica: son ríos largos con escasa fuerza erosiva, caudal abundante pero régimen irregular. Presentan estiaje en verano y crecidas en primavera.
  • Vertiente mediterránea: excepto el Ebro, son cortos ya que nacen en montañas cercanas a la costa, por lo que provocan una gran erosión. Su caudal es escaso y su régimen irregular.
Otro tipo de recursos hídricos son los lagos. Los más característicos en España son los glaciares y los endorreicos. También aparecen humedades como el delta del Ebro.

La comprensión de este recurso combina dos aspectos esenciales: por un lado, el funcionamiento natural del ciclo del agua, y, por otro, la gestión que la sociedad realiza de este recurso. España no puede considerarse como un país seco en el contexto mundial pero los recursos hídricos disponibles muestran diferencias según el tipo de clima de un territorio. El acceso al agua constituye uno de los problemas territoriales más importantes.

La distribución de la escorrentía es muy contrastada y se habla de una España seca y una España húmeda. Mientras que en las principales montañas la precipitación supera a la evaporación y grandes cantidades de agua se incorporan en los ríos, en las regiones mediterráneas se evapora la mayor parte del agua y muy poca se incorpora a la escorrentía durante los periodos de grandes lluvias.

La demanda hídrica es la cantidad de agua necesaria, tanto para el mantenimiento del medio natural, como para el desarrollo de las actividades y el poblamiento humano. La demanda total de agua también presenta variaciones territoriales. Sólo en el riego se destina el 80% del total, ya que el sistema tradicional de regadío utiliza mucha agua, aunque existen modernos que no necesitan tanta. Los problemas generados por los demandantes de agua son: la reducción de los recursos disponibles y la contaminación del agua. Además de estos usos de consumo, las aguas superficiales se utilizan como recurso de ocio y los ríos se utilizan para evacuar los vertidos urbanos. La mayor parte de la demanda se satisface gracias a los recursos superficiales, aunque en algunas utilizan las aguas subterráneas. La tecnología ha avanzado y hay plantas en las que se "fabrica" agua potable y de desala el agua. 

No obstante, el continuo aumento de la demanda, la ausencia de mecanismos eficaces de l¡control y facilidad con la que se extrae el agua subterránea han permitido que en ciertos casos se produzcan situaciones de sobrexplotación, lo que ha causado deterioro del recurso. Mientras en la vertiente cantábrica existe mayor reserva de agua, la vertiente mediterránea es una zona deficitaria debido a la escasez e irregularidad de las precipitaciones y a la pequeñez de las cuencas entre otras causas.

La incertidumbre sobre la disponibilidad de agua en gran parte del territorio español ha hecho que se desarrollen infraestructuras de captación y transporte de agua y una amplia legislación y organización específica. Las infraestructuras hídricas están dirigidas a regular los recursos hídricos mediante embalses, canales, pozos y desaladoras o mejorar la calidad de las aguas mediante potabilizadoras y depuradoras. Dentro de las infraestructuras reguladoras, España destaca por el número de embalses. La política de embalses tiene detractores debido al impacto sobre el caudal natural del río y al impacto social debido a la inundación de valles. El agua embalsada se utiliza fundamentalmente para el riego, la obtención de energía hidroeléctrica y el abastecimiento de los núcleos urbanos. 

En el año 2015, en cumplimiento de la normativa de la UE, España está obligada a depurar todos los vertidos urbanos, por lo que se está instalando una extensa red de depuradoras que devuelven el agua libre de elementos contaminantes a los ríos. Administrativamente la gestión de las aguas está en manos de las Confederaciones Hidrográficas, dependiendo del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación., salvo en el caso de las confederaciones que están íntegramente dentro de una comunidad autónoma, que dependen de ésta. Las confederaciones establecen los planes de cuenca para regular sus recursos inmediatamente. 

Dentro de la política sobre gestión del agua se han defendido en la última década dos posiciones:
  • Defensores del Plan Hidrográfico Nacional del 2001 que preveía el almacenamiento del agua de las cuencas excedentarias con la regulación de los ríos mediante una red de embalses y la transferencia de esta agua a cuencas deficitarias a través de canales. El Plan considera que el agua es un recurso renovable, garantizado por el ciclo del agua y defiende la optimación de su uso como recurso económico.
  • Los defensores de la Nueva Cultura del Agua, que defienden el agua como un activo eco-social. Defienden evitar la intervención sobre el caudal de los ríos para no afectarle como medio natural y no trasvasar los recursos a donde estén las demandas, sino adecuar las demandas a los recursos disponibles. Se defiende la política de unidad de cuenca y la mejora de la gestión mediante el ahorro de la demanda a través de un consumo más eficiente como la modernización de regadíos o la desalación del agua.








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