Tradicionalmente, España ha sido un país agrícola, pero en
las últimas décadas el sector primario español ha experimentado importantes
transformaciones. La modernización económica del país a partir de 1960 y la
entrada de España en la UE en 1986, junto a los avances tecnológicos de los
últimos años, han modificado profundamente el sector agrícola español.
El paisaje agrario español es tremendamente variado debido a
las diferencias del clima, relieve y suelos. No obstante cabe señalar, en
general, la dureza del medio natural español por el predominio del clima
mediterráneo, con largos estiajes, las amplias zonas montañosas con fuertes
pendientes y la continentalidad del interior, que provoca un amplio periodo de
heladas y escasas precipitaciones.
La estructura agraria tradicional
se caracterizaba por el empleo de la mano de obra numerosa que trabajaba tierra
de manera extensiva por la atrasada tecnología. Como consecuencia, el
rendimiento era bajo, la producción se destinaba para el autoconsumo y el
mercado interior estaba protegido por aranceles. En cambio, la estructura
agraria actual se inició a partir de 1960. Se caracteriza por la disminución de
mano de obra, el aumento del tamaño de las explotaciones agrarias produciendo
una agricultura intensiva además de la incorporación de la tecnología. Como
resultado se ha elevado el rendimiento y la producción tiende a la
especialización regional y a su venta en el mercado.
La población rural ha sufrido
transformaciones recientes como la escasez de población, además de envejecida, dedicada
a actividades agrarias (4,5% en 2007). Las zonas en las que más se reflejan
estos datos son: Murcia y Extremadura. La causa principal de esto es el éxodo
rural ocurrido entre 1960 y 1975. Las tareas agrícolas se mecanizaron y muchas
personas dedicadas a esto se vieron afectadas por la falta de trabajo y tuvieron
que recurrir a trabajos industriales urbanos. Además, desde 1990 hay un
descenso demográfico y las zonas rurales están envejecidas producido por la jubilación
o la emigración. Por otro lado, existe una cierta recuperación de
rejuvenecimiento de las áreas rurales más dinámicas causado por el asentamiento
de inmigrantes entre otras causas.
Las explotaciones agrarias han
sufrido transformaciones que afectan:
·
El tamaño
físico se ha caracterizado tradicionalmente por el predominio de los
valores extremos y la escasez de las dimensiones medias clasificando las
explotaciones en:
-
Pequeña explotación (menos de 10 ha): en unos casos
se trata de minifundios tradicionales trabajados a tiempo general, que generan
bajos ingresos; en otros, son explotaciones modernas de hortalizas,
invernaderos, trabajadas a tiempo completo y más rentables. Característico de
la zona levantina y el norte peninsular.
-
Gran explotación (más de 100 ha): en el caso de
los latifundios ha supuesto la escasa inversión, el cultivo extensivo, bajos
rendimientos y gran empleo de jornaleros. Característico de Andalucía, Aragón,
CLM y CYL. Hoy en día, muchos latifundios se han convertido en grandes empresas
de altos rendimientos.
La causa de que aumente el tamaño medio de las
explotaciones es el éxodo rural o las jubilaciones que favorece la venta de
parcelas.
·
El
régimen de tenencia es el grado de dominio sobre la tierra. En la tenencia
directa, el propietario y el explotador agrario son la misma persona. En la
indirecta, el propietario cede su parcela a cambio de un porcentaje de cosecha
(aparcería) o a cambio de una renta (arrendamiento). En España aumenta el
arrendamiento porque aumenta el poder adquisitivo.
Se producen transformaciones
técnicas que consiguen mecanizar las tareas además de productos químicos para mejorar
la cosecha y se transforman los sistemas agrarios que aumentan los rendimientos
y la producción.
Estas transformaciones también se
observan en la pérdida de patrimonio rural por la aparición de tipologías y
modos de vida urbanas.
Los usos del espacio rural son
principalmente de agricultura, ganadería o explotación forestal.
La estructura agrícola ha sufrido recientes
transformaciones:
1.
La agricultura tiende a especializarse en los
productos mejores de cada región.
2.
El cultivo incorpora técnicas modernas:
·
Se utilizan semillas seleccionadas y cultivos transgénicos
para incrementar los rendimientos.
·
El consumo de pesticidas y fertilizantes.
·
El uno de la maquinaria ha incrementado desde
mediados del siglo XX aunque parte de ella se encuentra envejecida por el
tamaño de muchas explotaciones, por eso se fomenta la renovación maquinaria.
·
Se emplean diversas técnicas para superar los
condicionantes naturales como invernaderos.
3.
La agricultura intensiva gana peso respecto a la
extensiva gracias a la disminución del barbecho en el cultivo de secano y a la
ampliación del regadío.
·
El barbecho es una práctica agrícola tradicional
que consiste en dejar descansar la tierra un tiempo variable. Se reduce el
periodo de descanso y se cambia lo cultivado. Con esto se consigue más
productividad por superficie. Esto es característico en el interior peninsular
como en Aragón.
·
El regadío es una práctica agrícola que consiste
en aportar a los cultivos agua adicional a la proporcionada por las
precipitaciones. Los regadíos pueden ser:
-
Intensivos: al aire libre o en invernaderos,
proporcionan varias cosechas anuales, entre las que destacan, por su interés
económico, las extra tempranas y tempranas. Se dedican a frutas y hortalizas.
-
Extensivos: proporcionan una sola cosecha en la
misma época que la de los secanos. Se dedican a idénticos cultivos que éstos,
aunque con un rendimiento superior, y también a los cultivos industriales y
forrajeros.
En cuanto a la distribución espacial del regadío, en España
muestra contrastes entre el norte húmedo y el clima mediterráneo seco
diferenciado entre:
·
Litoral mediterráneo: predominio del regadío
intensivo beneficiado de condiciones favorables tanto físico como las
temperaturas o humano como el mercado internacional.
·
Interior peninsular: destaca el regadío
extensivo y la mecanización total aunque existen zonas de regadío como las orillas
del Ebro o del Guadalquivir.
El regadío estabiliza la producción porque no se tienen en
cuenta los periodos de sequía e incrementa los rendimientos y las rentas (Plan
Nacional de Regadíos). También mejora el nivel de vida y contribuye a romper la
tendencia emigratoria. Además mejora la preparación técnica y profesional. Los
inconvenientes son la sobreexplotación de agua, la utilización de sistemas que
requieres mucha agua, el conflicto por la demanda industrial y urbana y la
alteración medioambiental por los fertilizantes.
Los principales cultivos en España son: cereales (interior
peninsular), leguminosas (interior peninsular), vid (Castilla- La Mancha, La
Rioja, Rías bajas gallegas, Navarra y algunas zonas del levante como Tarragona
o Alicante), olivo (Andalucía y algunas zonas de Extremadura, Castilla-La
Mancha y litoral mediterráneo), cultivos hortofrutícolas (litoral mediterráneo
y Andalucía), cultivos industriales (interior peninsular como Castilla y León y
zonas de Andalucía) y cultivos forrajeros (norte peninsular).
La actividad ganadera tradicional se basaba en la
coexistencia de distintas especies autóctonas en el mismo terreno y utilizaba técnicas
atrasadas con bajos rendimientos.
La ganadería actual ha experimentado importantes
transformaciones en la estructura y la producción, que han permitido incrementar
los rendimientos. La ganadería tiende a especializarse en la producción de
carne o leche, lo que hace que se pierdan las razas autóctonas. Además aumenta
la tecnificación unido al incremento del tamaño de las explotaciones y del
número de cabezas por explotación, lo que hace que eleven los rendimientos. Por
otro lado, la ganadería intensiva gana peso sobre la intensiva:
·
Ganadería extensiva: depende del medio físico y
se alimenta de prados naturales de la España húmeda o en pastos de la España
seca.
·
Ganadería intensiva: desvinculada del medio
físico, al encontrarse estabulada y alimentarse de piensos. Este tipo de
ganadería va asociado a razas seleccionadas y la utilización de técnicas
modernas.
Tipos de ganadería en España: bovina (extensivo en el norte
peninsular e intensivo en Aragón, Castilla y León y Cataluña), ovina (zonas de
secano del interior peninsular), porcina (extensivo en Extremadura, Castilla y
León o Andalucía e intensivo en Cataluña y Murcia) y avícola (Aragón, Cataluña
y Castilla y León).
El espacio rural es cada vez más heterogéneo por los nuevos
usos que se le da (residenciales, industriales, terciarios y usos
paisajísticos-culturales y conservacionistas) Las causas de esto son una nueva
percepción positiva de lo rural y la tendencia a descentralizar la residencia. Los
nuevos usos tienen consecuencias positivas, pues aparece cierto equilibrio en
la actividad económica en el espacio favoreciendo la integración territorial y
la recuperación de la economía rural. Por otro lado aparecen consecuencias
negativas como la pérdida de identidad del espacio agrario, la degradación medioambiental
o los conflictos sociales por la llegada de población con intereses económicos diferentes.
Para equilibrar las consecuencias son necesarias políticas de ordenación rural.
El mundo rural está sufriendo una crisis manifestada en:
·
El descenso de la población ocupada en
actividades agrarias.
·
Disminución de contribución en el PIB, pero éste
crece en cifras absolutas al incrementarse los rendimientos.
·
Reducción de la participación agraria en el
comercio exterior aunque aumenta el valor absoluto de las exportaciones.
Esta crisis hace que surjan diversos problemas:
·
Demográficos: disminución y envejecimiento de la
población y la escasa cualificación de la mano de obra.
·
Económicos: escasa diversificación económica,
dependencia agraria de la industria y del mercado y nuevas exigencias de
sanidad animal que produce gastos a los ganaderos.
·
Sociales: problemas de equipamiento y calidad de
vida.
·
Medioambientales: causadas por la actividad agraria.
Las políticas de desarrollo rural son creadas por:
·
La UE: plantea tiene como objetivo la
competitividad, el cuidado del medio ambiente, diversificación económica y
calidad de vida y lo hace mediante ayudas económicas.
·
El Estado español: ha elaborado el Plan Estratégico
Nacional que marca prioridades nacionales.
·
Las comunidades autónomas: elaboran sus
Programas de Desarrollo Rural.
La población y la actividad económica española fue
mayoritariamente agraria hasta la mitad del siglo XX. La evolución histórica de
la propiedad, acentuada por ese proceso de desamortización de la tierra del
siglo XIX, provocaron un desigual reparto de las rentas agrarias, que, unido a
la creciente presión demográfica originó una fuente de conflictos por el acceso
de la tierra. La II República intentó llevar a cabo una reforma agraria,
frenada por la Guerra Civil, que se modificará en el Franquismo con el
Instituto Nacional de Colonización. El éxodo rural de los años 50 permitió el
abandono de las explotaciones menos rentables, el aumento del tamaño de las
explotaciones y su lenta modernización.
La UE creó la Política Agraria Común (PAC), dirigida en su
origen a garantizar el abastecimiento de una Europa que en épocas cercanas
había sufrido grandes hambrunas y a favorecer la permanencia de la población en
el medio rural, mejorando los ingresos de los agricultores. Esta política
permitió la modernización de las explotaciones y el aumento de la producción,
pero provocó el surgimiento de excedentes y la necesidad de dedicar gran parte
del presupuesto comunitario al mantenimiento de una PAC fuertemente
proteccionista.
El proceso de globalización y la exigencia de los países
menos desarrollados de la liberación de los mercados agrarios europeos ha
provocado una nueva PAC que obliga a las explotaciones europeas a ser
competitivas en los mercados internacionales y por tanto, una dura reconversión
del sector, que debería abandonar aquella agricultura menos productiva. Las
multinacionales del sector están en un proceso de compra de tierras en estos
países poco desarrollados y donde la mano de obra es muy barata, para afianzarse
en esta nueva liberación del mercado agrario.
En esta situación se produce:
· - Abandono de las parcelas menos rentables a favor
de la recuperación de espacios forestales.
· - El barbecho como medio para rebajar los
excedentes agrarios.
· - La agricultura ecológica con productos de alta
calidad.
· - El cultivo de plantas dedicadas al biodiesel en
zonas de agricultura marginal o el aprovechamiento de biomasa en el medio
agrario y forestal.
· - Una agricultura intensiva bajo plásticos o con
cultivos hidropónicos en la costa mediterránea.
· - La introducción de nuevas especies tratadas
genéticamente que permite aumentar la resistencia y productividad de los
cultivos.
· - La incorporación de nuevas actividades
económicas en el medio rural como el aprovechamiento energético (parques solares),
en el sector servicios (turismo rural) o en el desarrollo de una expansión
urbanística basada en las segundas residencias.
Las consecuencias de la PAC para la actividad agraria
española han sido positivas desde el punto de vista de elevación de las rentas
de los agricultores. En general, ha beneficiado en especial a las regiones con
producciones en las que la UE es deficitaria (litoral mediterráneo y andaluz hortofrutícola)
y menos a aquellas otras (franja cantábrica y zonas del interior) con producciones
excedentarias en la UE (producción de leche), lo que ha dado lugar al
abastecimiento de un sistema de cuotas para controlar los excedentes. Sin
embargo, la PAC plantea a los agricultores un incierto futuro, tanto por la
caída de los precios de los productos agrarios como por la excesiva dependencia
de subvenciones de la UE que, aunque garantizadas hasta 2013, después de esa
fecha se modifican como consecuencia del reciente ingreso en la UE de países
del Este.
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